
En los últimos meses, Riyadh, la capital de Arabia Saudita, ha emergido como un centro neurálgico en los esfuerzos diplomáticos para alcanzar la paz en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Bajo el liderazgo firme e inteligente del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, Arabia Saudita ha redefinido su papel en el escenario internacional. Su visión estratégica, basada en una diplomacia activa y en la modernización integral del país, ha permitido que el reino no solo medie en conflictos de escala global, sino que también consolide su influencia a través de grandes eventos internacionales. Figuras clave como el ministro de Asuntos Exteriores, Faisal bin Farhan, han sido ejecutores esenciales de esa visión, posicionando a Riyadh como una ciudad influyente en la arena internacional.
El 18 de febrero de 2025, Riyadh fue sede de una cumbre histórica entre delegaciones de Estados Unidos y Rusia, lideradas por el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio y el ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergey Lavrov, respectivamente. Estas conversaciones marcaron el primer contacto diplomático de alto nivel entre ambas naciones desde la invasión rusa a Ucrania en 2022. Aunque Ucrania no participó directamente, la cumbre sentó las bases para futuras negociaciones de paz y la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Secretario de Estado, Marco Rubio, junto al ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Faisal bin Farhan Al Saud.
Posteriormente, el 24 de marzo de 2025, Riyadh acogió nuevas rondas de conversaciones, esta vez involucrando a delegaciones de Estados Unidos y Ucrania. Estas reuniones, descritas como "productivas y enfocadas", abordaron temas clave como la seguridad energética y las condiciones para un posible alto el fuego.
La elección de Riyadh como sede para estas negociaciones no es casualidad. Arabia Saudita ha cultivado una política exterior multilateral, fortaleciendo lazos tanto con potencias occidentales como orientales. El príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, con su experiencia en el sector de defensa y su trayectoria diplomática, ha sido instrumental en estas iniciativas, facilitando diálogos con diversas partes y promoviendo la imagen del reino como un mediador neutral y eficaz.
Además, la designación de Arabia Saudita como sede del Mundial de la FIFA 2034 resalta la creciente importancia estratégica y cultural de Riyadh a nivel global. La capital saudita se prepara para recibir a millones de visitantes, con ambiciosos planes de infraestructura, innovación urbana y apertura al mundo. Este evento deportivo servirá como vitrina internacional del nuevo rol de Arabia Saudita en la diplomacia suave, consolidando a Riyadh como un centro de convergencia global no solo en lo económico y político, sino también en lo deportivo y cultural.
Estos acontecimientos han reforzado el papel de Riyadh como punto de convergencia global, reflejo de una nueva etapa para Arabia Saudita guiada por la visión transformadora del príncipe heredero Mohammed bin Salman. Su liderazgo ha hecho de Riyadh un emblema de modernización y ambición global, proyectando al reino como actor protagonista en el escenario internacional.