
Al momento de analizar la suba en los valores ganaderos, una de las variables de mayor peso en la formación de los precios de venta al consumidor suele ser la falta de hacienda. El escalón previo de los aumentos en las pizarras de las carnicerías es la falta de animales, situación que genera un cuello de botella y subas que suelen ser abruptas, con el consiguiente impacto en el bolsillo de los argentinos.
Los números oficiales corroboran esta tendencia y más allá de la sequía de los últimos tres años que tuvo un impacto considerable en la producción ganadera, la actividad vive un escenario de estancamiento en las últimas dos décadas, con un rodeo vacuno que no logra romper la barrera de las 50 millones de cabezas y comenzar a mostrar un crecimiento sostenido.
Hay que tener en cuenta que una mejora en esos datos representaría un beneficio doble: más disponibilidad de carne en el mercado interno y un mayor saldo exportable, que a su vez engrosaría la entrada de dólares a la economía. El dato del stock no es menor y es una de las variables que tiene peso en el momento de la formación de precios: en un negocio que se mueve al ritmo de la oferta y demanda, cuando faltan animales se genera una presión alcista sobre el precio de los cortes que se venden en los comercios minoristas.
Esta semana se conoció un informe de la Secretaría de Agricultura, en donde ratificaron que el stock vacuno total a nivel nacional en 2024 cerró en 51,6 millones de cabezas, un 2,2% menos en comparación al año previo. En el análisis de las distintas categorías que componen la ganadería argentina, los resultados son dispares y si bien -según el Gobierno- hubo una leve mejora en algunos índices productivos, no fue suficiente para revertir esta tendencia negativa.
Por ejemplo, en el caso de terneros y terneras se contabilizaron 14,6 millones de cabezas. En estas categorías, la productividad -medida en cuantos terneros logra cada vaca- pasó del 61,9% en 2023 a 65,2% el año pasado. Eso se conoce también como “tasa de destete” y representa que a nivel nacional, de cada 100 vientres, se obtuvieron casi 66 terneros.
“Este un resultado superior al promedio de la serie 2007-2024 (61,9%) en lo que respecta al nivel de eficiencia reproductiva del rodeo nacional, y el segundo mejor resultado de la serie después del récord histórico en cantidad total de terneros logrados en la ganadería argentina, que fue del 66,7 % del 2022”, reseñaron desde Agricultura.
De todos modos, si bien la productividad mejoró, no fue suficiente para producir más animales livianos. Los 14,6 millones de terneros y terneras de 2024 estuvieron en casi 100.000 animales menos con respecto al año previo.
En el resto de las categorías la dinámica fue similar. En vientres hubo una reducción de 3% en el stock de vacas y vaquillonas, unas 800.000 cabezas, mientras que en machos se perdieron 185.000 novillitos (-3,9%) y 97.000 novillos, una caída de 4,1%.