23/04/2025 - Edición Nº806

Política

Las huellas de Francisco

La historia de Ezequiel Martínez, un trabajador de La Plata que un día conoció a Bergoglio y cambió su vida

21/04/2025 | En 2003, un encuentro fortuito con el entonces arzobispo de Buenos Aires le permitió a este padre de familia salir adelante. Un camino de superación.



En 2003, Ezequiel Martínez no tenía trabajo para mantener a su familia. Ni siquiera contaba con el título del Colegio Secundario para acceder a un empleo de calidad. Fue a pedir ayuda al entonces presidente Néstor Kirchner, pero no tuvo suerte y en el camino se cruzó, en Plaza de Mayo, con el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio. Él no lo sabía, pero ese encuentro iba a cambiar su vida.

“El 3 de junio de 2003, a días de la asunción de Néstor Kirchner, fui a la Casa de Gobierno a pedir ayuda porque el entonces presidente iba a recibir a las Madres de Plaza de Mayo. No tenía laburo y estaba viviendo en una iglesia evangélica”, relató Ezequiel a ND, el evocar hoy, más de 20 años después, su anécdota con Bergoglio, que a la luz de los resultados es más que una anécdota.

Martínez recordó que entonces le “dieron bastonazos” en la Casa Rosada y lo enviaron junto a su esposa al Banco Nación a “esperar a un asistente social” que, lógicamente, nunca llegó. “Estuvimos una hora esperando y nos fuimos, salimos caminando para Plaza de Mayo”, evocó.

La Catedral Metropolitana, a metros de la Casa Rosada.

En el camino se cruzaron con Bergoglio, que según recordó Martínez “venía caminando solo y rengueaba”. Le pidió ayuda: “Si vengo mañana, ¿usted me atiende?”, le preguntó, a lo que el entonces arzobispo, fiel a su estilo, le respondió: “¿Cómo no te voy a atender?”.

“Llamo al día siguiente y me dijo que consiga prestado para viajar. Fui a verlo y me preguntó por mi historia. Me dijo que me iba a contactar con alguien de La Plata, pero me pidió absoluta reserva porque él era obispo de Buenos Aires y no podía involucrarse con alguien de La Plata”, evocó  Martínez.

Por gestión de Bergoglio, Ezequiel se vinculó con Rosita Traversa, del Instituto Superior del Profesorado J. N. Terrero, quien le dio dinero. Después de eso llegó la hora de buscar trabajo. Fue de nuevo a la Catedral Metropolitana.

Bergoglio me dijo ‘No tenés estudios, no tenés el secundario terminado, el único laburo que te puedo conseguir es en una empresa de limpieza, y no te va  dar para mantener a tu familia’”, relató. Por eso el arzobispo lo desafió a “terminar el secundario y mientras me pagaba el alquiler de una casa”, evocó Ezequiel en diálogo con este medio.

Bergoglio, en sus tiempo de arzobispo porteño.

¿Cómo siguió la historia? Martínez terminó el secundario en la ciudad de Berisso y, en ese interín, consiguió trabajo en la Gobernación bonaerense. “Cuando termino el secundario, le llevo el título y él me tenía reservada una sorpresa: por medio de la rectora del Terrero me regala una casa en Berisso, la amuebla, compra sillas, heladera y en el medio me mandaba plata para que pudiera subsistir”, contó.

Y ahí no terminó todo. Una vez que fue electo Papa de la Iglesia Católica, Bergoglio le mandó pasajes a Roma para que él y su familia tuvieran una audiencia privada. “Mi hija más chica es ahijada de él, y él cortaba las audiencias cuando sabía que la madre de mi hija estaba abajo, la iba a buscar, subía a su oficina y se ponían a charlar”, recuerda hoy Martínez con satisfacción.

Apenas una muestra de lo que era Jorge Bergoglio, el papa Francisco para el mundo y la Iglesia Católica.

NAP