24/04/2025 - Edición Nº807

Internacionales

Salud y legado

Francisco y su última batalla: los detalles clínicos detrás de su muerte

21/04/2025 | El Papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años, como consecuencia de un accidente cerebrovascular que derivó en un coma profundo y, finalmente, en un paro cardiorrespiratorio irreversible. Así lo confirmó el informe firmado por el director del Departamento de Salud e Higiene del Vaticano. Su estado clínico se había agravado por una neumonía bilateral, insuficiencia respiratoria aguda, diabetes tipo 2 e hipertensión arterial.



El fallecimiento del Papa Francisco se produjo a las 7:35 de la mañana del lunes 21 de abril, en su residencia de la Domus Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano. El parte médico oficial fue firmado por el profesor Andrea Arcangel, director del Departamento de Salud e Higiene del Estado pontificio, quien informó que el pontífice había sufrido un accidente cerebrovascular (ACV), que derivó en un coma profundo y un colapso cardiorrespiratorio irreversible.

El cuadro clínico que precedió su muerte fue complejo. Francisco había sido internado por última vez el 14 de febrero en el Policlínico Agostino Gemelli, donde se le diagnosticó una bronquitis e infección respiratoria polimicrobiana. Con el correr de los días, el cuadro evolucionó hacia una neumonía bilateral y una insuficiencia respiratoria aguda. A esto se sumaban afecciones preexistentes como bronquiectasias múltiples, hipertensión, diabetes tipo II e insuficiencia renal.

Durante la internación, el Papa también sufrió episodios de broncoespasmo y acumulación de moco endobronquial, lo que redujo aún más su capacidad respiratoria. A mediados de marzo, sufrió una crisis asmática severa, que requirió oxígeno de alto flujo y transfusiones debido a trombocitopenia. Aunque recibió el alta médica el 23 de marzo, su estado siguió siendo crítico y progresivamente debilitado.

De acuerdo a lo informado por el cuerpo médico del Vaticano y confirmado por fuentes italianas, la causa directa de la muerte fue un ACV, aunque no se reveló públicamente si se trató de un evento hemorrágico o isquémico. En personas mayores con enfermedades crónicas graves, ambos tipos de eventos cerebrovasculares son clínicamente frecuentes, especialmente en el contexto de infecciones severas, hipoxia y fragilidad sistémica.

En consonancia con los protocolos papales, no se realizó autopsia. El deceso fue constatado mediante registro electro-cardio-tanatográfico. El cuerpo fue preparado para el velatorio público según el rito tradicional y expuesto en la Basílica de San Pedro.

La muerte de Francisco, aunque médicamente atribuible a causas naturales, es también la conclusión de una vida marcada por el servicio y la entrega. Su salud frágil nunca fue un obstáculo para ejercer el pontificado con energía moral y visión global. En su final, como en su vida, mostró que la vulnerabilidad puede ser también una forma de fortaleza.